El misterio del misterio

¿Cuántas vidas vivimos en nuestro paso por la Tierra? ¿Cuántas veces nos transformamos? ¿Cuántas veces nos desconocemos? ¿Cuántas veces volvemos a conocernos? ¿Cómo podemos saber que somos quienes somos?

De repente tuve una revelación casi al finalizar 2021: es hora de aceptar que todo ha cambiado, que quizá nunca volvamos a conectar con esas personas que quisimos tanto, pero que en algún momento, sin darnos cuenta, nos distanciamos. El cariño y el amor se conservan en el recuerdo, pero en el presente nos sentimos más ajenas que con otras personas. Porque ya no es lo que era ni volverá a ser.

Esto también pasa con una misma. Un día, después de semanas o meses sin realmente observarnos al espejo, nos encontramos con una mirada que se siente como nueva. Experimentamos una especie de pudor y duda: "¿Quién es y por qué me mira así?". Me sucedió. Es importante comenzar a descubrirnos, conocer qué deseamos, qué queremos, a qué tememos y qué disfrutamos. Maravillarnos por cada descubrimiento, sentir asombro y deshacernos de los juicios y prejuicios resulta fundamental.

Intenté ser aquella que ya conocía muy bien, que sabía cómo reaccionaría, qué haría o qué respondería. Lo hice muy bien: todo muy en orden, tal como lo esperaba. Pero al final sólo sentí decepción, una frustración por conocer las líneas del guion para ese personaje y no sentirlo. O sentirlo incómodo en mi piel; ya no soy ese ser. Puedo actuar con precisión respetando quién es, pero sé que ya no soy yo. Esa no soy yo. Así no se disfruta la vida.

Abrir los ojos a lo nuevo, sorprenderme ante el descubrimiento y liberarme de juicios o expectativas. Abrirme al misterio del misterio. El misterio de la vida.

© L.W.O. 


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