Perdida y... ¿encontrada?
Regreso después de varias vidas de viaje. De encuentros, desencuentros y reencuentros. De distancias y cercanías por decisión y por circunstancias ajenas a mí. Cuando miro mi reflejo, a veces sé quién soy y otras ni me reconozco; o algo me es familiar, aunque no sepa de dónde. Ahora mi brújula tiene dos Nortes: el corazón y las vísceras. Sí el corazón se alegra, el rumbo es correcto. Sí las vísceras se alteran, es hora de trazar otro camino. Quizá nunca tenga claro qué destino busco, pero sí sé que mis viajes, hacia afuera y al interior, deben compartirse con el gozo, el amor y la paz. © L.W.O.