Aflicción invernal

Abro los ojos y aún es invierno. No quiero abandonar mi refugio de mantas y cobijas. Extraño el calor de la primavera y las noches en compañía de los grillos. El invierno cambia mi humor y a veces no me reconozco.

No sé cómo lidian los demás animales con esta época. A mí se me acongoja el corazón y la amenaza de una tormenta en mis ojos está latente en todo momento. Nos hemos abandonado tanto que nos desconocemos. Hemos traicionado nuestra naturaleza a tal grado que buscamos confort en lo más absurdo.

Seguimos corriendo, persiguiendo lo inalcanzable, produciendo. Vamos afuera cuando deberíamos buscar adentro. Trato de hallar los momentos y los espacios para reencontrarme, escucharme y saber qué necesito. Regalarme silencios cálidos, de contemplación, de tranquilidad.

No puedo hibernar, pero a ratos imagino que lo hago. Soy un animal silvestre y solitario, que se refugia del frío. Que sólo quiere escuchar cómo late su corazón, durante la espera de la próxima primavera.

© L.W.O

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